Hace tiempo, y durante dos años consecutivos, obtuve sendas becas para estudiar en el extranjero y no pude disfrutar de ellas. Las becas no cubrían el total de la estancia y del curso y mis padres no podían costear esos estudios.
Quizá por eso me gustan los idiomas. No es una espina clavada, porque siempre he sido muy comprensivo y entendía la situación, pero sin duda, vivir una pequeña temporada en el extranjero se convirtió en un pequeño sueño.
En Mayo de este año, la Escuela Oficial de Idiomas organizó un viaje a Londres, y por circunstancias personales, tampoco he podido ir.
Este año, se me ha presentado la oportunidad de visitar Londres en casa de los hijos de una compañera de trabajo. A ambos los conozco e incluso fui profesor -de clases particulares- de uno de ellos.
El "problema" es que mi mujer y yo no coincidíamos en vacaciones. Y las comillas vienen porque para ella no ha supuesto ningún problema. Podré cumplir un sueño y gracias a la ayuda de mi mujer. Para ella no ha sido inconveniente, y, aunque a propios y extraños la noticia de que vaya solo a Inglaterra ha resultado cuanto menos chocante, ella se ha reafirmado en su ofrecimiento.
Desde aquí, mostrar públicamente -o en privado, puesto que no sé quién lee el blog realmente- su agradecimiento por su confianza y su apoyo. No es fácil cumplir un sueño, y gracias a mi esposa, poco a poco, los estoy consiguiendo. Se nota que confía en mí -¿alguien lo dudaba?- y, ¿qué más da lo que piensen los demás respecto a nuestras decisiones?
A pesar de lo que le he dicho hoy, intentaré disfrutar de esta experiencia, aprender cuáles son los mejores sitios y rutas, para volver algún día, con el amor de mi vida, y compartir con ella uno de mis -muchos- viajes soñados.
Te quiero.
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