No basta con hacer la cama todos los días, o cocinar, o ir a la compra, o limpiar de vez en cuando, ni aprender a poner la lavadora, ni tender la ropa, ni guardarla... Es más importante la confianza y la seguridad...
No aprendí cuando tuve la oportunidad de sincerarme del todo, de mostrar todas mis debilidades a mi pareja, mis miedos, mis sentimientos... Cuando me vi acorralado, confesé, y esta vez quedé como un cobarde.
Espero tener su apoyo y haber aprendido ya la lección. He aprendido a compartirlo todo, lo positivo y lo negativo, porque lo positivo lo disfrutamos los dos y las penas, compartidas, parecen menos graves...
El camino es largo, sinuoso y lleno de baches. Compartirlo con mi esposa lo hace más llevadero.
2 feb 2009
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